ECONOMISTAS CLÁSICOS
Adam Smith: Nació en kirkcaldy, Escocia, en 1723 y murió en Londres en 1790. Estudió Ciencias Morales y Políticas, y lenguas en Oxford. Se lo considera el fundador de la escuela clásica. En 1759 apareció su teoría de los sentimientos morales, y a partir de ese momento se dedicó más a la Jurisprudencia y a la Economía que a las doctrinas sociales. En 1776 publicó la Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones. Saltó a la forma de inmediato, y su reputación quedo establecida para siempre. Poco antes de su muerte, la mayoría de sus manuscritos fueron destruidos por expreso deseo suyo y sin que mediara explicación alguna.
Para Smith, la solución al funcionamiento económico de la sociedad se basa en las leyes de la competencia a vender sus mercaderías a un precio cercano al costo de producción, debe ser lo más eficiente posible para mantener sus costos bajos y permanecer en condiciones competitivas.
Adam Smith fue el gran defensor del lassez faire: la no intervención del gobierno en los asuntos económicos. A su juicio, los gobiernos son ineficientes y proctives a otorgar privilegios especiales en detrimento de la sociedad. Para promover el bienestar, los mejores miedos son el estimulo del propio interés y el desarrollo de la competencia.
En la obra de Smith el análisis del cambio dinámico de la sociedad se apoya en la teoría de la acumulación. El economista destacó los efectos de la acumulación de los beneficios de los empresarios, pues se reinvirtieron en maquinaria, lo que implica mayores posibilidades de división del trabajo y de aumento de la producción y, por lo tanto, conducirá a una mayor riqueza. Por ello, Adam Smith veía en la acumulación de los beneficios el motor que pone en movimiento el mejoramiento de la sociedad.
Thomas Robert Malthus: Nació en 1766 y murió en 1884. Fue clérigo, escritor y profesor de historia de la economía política. Estudió matemática en Cambridge. En 1768 apareció su ensayo sobre el principio de la población, que le dio fama perdurable. En 1820 publicó los principios de economía política. En su obra, Malthus se rebela contra la visión optimista sobre el futuro de la humanidad que tenía sus contemporáneos. Según su enfoque, los vicios y la miseria que azotan a las personas no deben atribuirse a las instituciones sociales, sino a la fecundidad de la raza humana. La población, cuando no es controlada, se incrementa geométricamente, mientras que las disponibilidades alimenticias sólo crecen, como mucho, en forma auténtica.
En consecuencia, el número de habitantes superaría, tarde o temprano, la cantidad de alimentos necesarios para mantenerlo. Según Malthus, las guerras, las epidemias y las plagas resultaban necesarias para regular la población. “El hombre parece ser último y mas temible recurso de la naturaleza”.
Además de la perspectiva sombría creada por la teoría sobre el crecimiento de la población, Malthus implementó una idea económica que dio origen a otro motivo de inquietud. Este especialista vivía preocupado por el riego de un “atascamiento general”, así llamaba él a una inundación de mercaderías sin posibles compradores.
Malthus sostenía que existían dos categorías de productos: esenciales y no esenciales. Con los bienes esenciales, es decir, los alimentos, nunca habría problemas de saturación, pues una mayor disponibilidad de éstos automáticamente crearía su propia demanda en forma de aumento de la población.
Señaló que una estrategia adecuada podía consistir en construir carreteras y realizar otras obras públicas, y aunque los terratenientes y otras personas con medios contratasen trabajadores para construir, mejorar y embellecer sus terrenos y propiedades. Posello, argumentó que, para contrarestar una posible súper producción, convenía mantener los ingresos de los terratenientes, pues estos desempeñaban la función socialmente destacable de gastar sus ventas en un consumo suntuario, y al obrar así, contribuirán a mantener el nivel de la demanda agregada.
David Ricardo: Nació en Londres en 1772 y murió en 1823. Fue la figura mas destacada de la economía clásica. Se preparó en Holanda para los negocios de correduría de bolsa de su padre, en los que empezó a intervenir a los catorce años. A los diecinueve años entra por su cuenta en los negocios de la bolsa y en pocos años produjo una gran fortuna. Fue un hombre de fuertes principios, se dedicó al estudio sistemático de la economía política. Se interesó por los precios relativos más que por los absolutos, deseaba descubrir la base de las relaciones del intercambio entre las mercancías.
Estos obtienen su valor de dos fuentes: de su escasez y de la cantidad de trabajo necesario para producirlas.
Su análisis de la renta de la tierra y el desarrollo de la teoría de los costos comparativos como justificación del comercio internacional fueron sus contribuciones más significativas al mundo de la economía.
Las diferencias en la calidad de la tierra determinarían que, si bien los propietarios de las tierras fértiles obtendrían rentas cada vez más altas, la producción en las de peor calidad generaría sólo lo justo para cubrir los costos y no daría lugar a la renta. De este modo, puede argumentarse que la renta y los beneficios podrían aislarse considerando el caso de la tierra sin renta, en la cual el rendimiento neto consistiría enteramente en los ingresos derivados del capital.
En una perspectiva dinámica. Ricardo pensaba que el crecimiento de la población acompañaba a la expansión económica, y que esta expansión llevaría consigo un aumento de las necesidades de alimentos, que podían satisfacerse sólo a costos más altos. A fin de mantener los salarios reales a su nivel anterior, serían necesarios salarios monetarios más altos, lo cual haría disminuir la participación de los beneficios en el producto. Con esta línea argumental, Ricardo señaló que el proceso de expansión económica podía minar sus propios cimientos, es decir la acumulación de capital a partir de los beneficios, de modo que al reducirse la tasa de beneficios, emergería el estado estacionario, en el que ya no habría acumulación neta ni crecimiento.
Ricardo fue también el primero que desarrolló la teoría de los costos comparativos y sostenía que cada país debería especializarse en aquellos productos que tuvieran un costo comparativo más bajo e importar aquellos cuyo costo comparativo fuese más elevado. Éste es la base de la política de libre comercio de Ricardo para los bienes manufacturados.
Según este político cada país debe dedicar su capital y trabajo a aquellas producciones que le resulte más beneficiosas. De esta forma se distribuye el trabajo con la mayor eficiencia y aumenta al mismo tiempo la cantidad total de bienes, lo que contribuye al bienestar general. La teoría de los costos comparativos armoniza los intereses de los distintos países en los asuntos internacionales.